La palabra esquizofrenia tiene su orígen en el griego clásico σχίζειν schizein ‘dividir, escindir, hendir, romper’ y
φρήν phrēn, ‘entendimiento, razón, mente’) y se refiere a un diagnóstico
psiquiátrico en personas con un grupo de trastornos mentales crónicos y
graves, caracterizados por alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad.
La esquizofrenia es un trastorno
psicótico grave. Sus manifestaciones básicas consisten en una mezcla de signos
y síntomas característicos. Los síntomas afectan a múltiples procesos
psicológicos, como la percepción (alucinaciones), ideación, comprobación de la
realidad (delirios), procesos de pensamiento (asociaciones laxas), sentimientos
(afecto plano, afecto inapropiado), atención, concentración, motivación y juicio.
Estas características psicológicas y
conductuales se asocian a diversos tipos de deterioro. No todos los síntomas
descritos están presentes en cada uno de los pacientes diagnosticados de
esquizofrenia.
Los síntomas característicos de la
esquizofrenia se han clasificado a menudo en dos grandes categorías: síntomas
positivos y negativos, a los que se han añadido la de desorganización.
Los síntomas positivos que se
presentan en la esquizofrenia son alucinaciones que generalmente son auditivas
pero pueden ser visuales, ideas delirantes, lenguaje desorganizado,
comportamiento catatónico (Importantes anormalidades motoras que incluyen inmovilidad
motora (esto es, catalepsia o estupor), ciertos tipos de actividad motora
excesiva (agitación aparentemente no intencionada ni influida por estímulos
externos), negativismo extremo (resistencia aparentemente inmotivada a seguir
instrucciones o a los intentos de ser movilizado) o mutismo, ciertas posturas o
movimientos estereotipados y ecolalia o ecopraxia.) o gravemente desorganizado y los
negativos como ejemplo son el aplanamiento afectivo, alogia o abulia)
Una concepción errónea muy frecuente
es pensar que la clasificación de los trastornos mentales clasifica a las
personas; lo que realmente hace es clasificar los trastornos de las personas
que los padecen. Por esta razón evita el uso de expresiones como «un
esquizofrénico» o «un alcohólico» y emplea las frases «un individuo con
esquizofrenia» o «un individuo con dependencia del alcohol».
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