lunes, 4 de junio de 2012

ESTIGMA Y ENFERMEDAD MENTAL



Esta palabra en ocasiones tan escuchada tiene diversas acepciones, dependiendo de la ciencia o área del conocimiento que lo trate o utilice.

Por ejemplo en el mundo animal, estigma es cada una de las aberturas del sistema respiratorio de los insectos, a través de los cuales se realiza la ventilación.

Para la religión, son aquellas marcas que se presentan en el cuerpo humano y que se asemejan a las que recibió Jesús al momento de la crucifixión.

Para la sociología, el estigma social es una desaprobación de ciertas características o creencias personales que son contrarias a las normal o comúnmente aceptadas. Existen estigmas sociales respecto a enfermedades mentales o físicas, creencias religiosas o de credo, y de pertenencia a una raza, grupo social, preferencia sexual o de formas de vida. Es precisamente de estas de las que quiero hablarles.

¿Por qué si alguien se dibuja algo en el cuerpo con alguna tinta de manera permanente es de inmediato mal visto? ¿Por qué si alguien profesa determinada religión, es rechazado por personas de otra religión? ¿Por qué si alguien tiene cáncer, de inmediato pensamos que va a morir? ¿Por qué cuando a alguien le diagnostican alguna enfermedad mental, lo que hacemos es segregarlo y señalarlo en vez de sentir empatía y tratar de entender que le sucede?

Así es, uno de los mayores estigmas sociales es el de las enfermedades mentales. Si tu vecino actúa de manera diferente a la que tú lo haces y a la que lo hacen los demás vecinos; lo primero que haces es pensar: ¡Está loco, que raro es! Sin saber siquiera lo que vive, porqué lo vive y mucho menos como lo vive.

La carga social y emocional que esto implica para la persona que no padece enfermedad alguna es grande. Ahora imagina cuando desafortunadamente si tiene algún desorden de tipo mental o psicoemocional, la carga es doblemente pesada.

Las enfermedades mentales conllevan en sí mismas demasiada complicación, entender que es lo que está sucediendo en el organismo y especialmente en el cerebro es por demás complejo. Hay cambios en el estado de ánimo, las emociones van y vienen casi siempre sin control, en ocasiones se escuchan o se ven voces o personas que nadie más ve o escucha, esto es demasiado complicado de entender como para que todavía hayan de lidiar con el estigma social que les imponemos mediante el rechazo, el chisme y la segregación, de ellos y de sus familias.

Las enfermedades mentales a diferencia de otras enfermedades son más difíciles de diagnosticar debido a que no presentan signos propios, es decir, no tienen elementos medibles como el aumento de temperatura y ronchas en el cuerpo como ciertas enfermedades virales; o diarrea y dolor abdominal específico ante una infección estomacal; o variaciones de azúcar cuando se presenta la diabetes. No hay pruebas de laboratorio para determinar que un individuo tiene depresión mayor o presenta un trastorno esquizoide.

Estos trastornos se diagnostican a través de la sintomatología que durante períodos determinados el paciente tiene, sintomatología que es referida por el propio individuo pero también por los familiares o amigos, quienes debido a la cercanía se dan cuenta de los cambios en la persona y pueden referir con mayor precisión la duración de periodos críticos, cambios en el estado de ánimo, cambios de hábito, de actitud y de alimentación entre muchos otros.

Para poder emitir un buen diagnóstico, los especialistas deben allegarse de suficiente información de los síntomas y es aquí donde el diagnóstico integral incluye a las personas cercanas.



Por esto te invito a que no juzgues, pero especialmente si sabes de alguien que presenta alteraciones del estado de ánimo, que tiene padecimientos de tipo mental o psicoafectivo, alteraciones notorias en su alimentación, tiene episodios de depresión, si actúa de manera extraña o si eres tú mismo, no te calles y rompe el silencio, en una gran mayoría de los padecimientos, estos se puede controlar y permitir al paciente llevar una vida sana.

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