domingo, 3 de junio de 2012

DISCIPLINA INTELIGENTE, EDUCANDO HIJOS CON LIMITES Y AMOR


Educar es formar personas aptas para gobernarse a sí mismas, y no para ser gobernadas por otros.

Herbert Spencer. 

Hoy hablaré de un tema importante, que considero vital para cualquier grupo o sociedad que pretenda ser una organización fuerte y estructurada, que le permita mantenerse viva a través de la integridad de cada uno de sus miembros.

Para lograr este objetivo, debemos enfocarnos en la educación que recibe cada sujeto desde el inicio de su vida, en las primeras relaciones, antes de integrarse al grupo social o escolar.

Dedicaré este espacio a la educación por la que no se cobra una cantidad semanal o mensual al impartirla, pero que pasa muchas facturas. Me refiero a la educación en casa, la que imparten los miembros más grandes de la familia a los más pequeños, la que se transmite de padres o jefes de familia a los hijos.

¿Cuántas veces hemos escuchado que la familia es la célula de la sociedad?

Es difícil responder con un número preciso a este cuestionamiento, sin embargo ¿Será que entendemos lo que quiere decirse con esto?

La educación empieza en casa con amor pero también con reglas claras. El amor da seguridad y las reglas dan certeza. Es la mezcla perfecta.

Para que una regla sea clara, debe establecer de manera sencilla lo que se puede hacer y lo que no. Debe definir el rol de cada sujeto, lo que se espera de él y lo que le corresponde. Las reglas permiten la funcionalidad de la familia.

El amor y el juego, permiten que el sujeto aprenda en un ambiente tranquilo y agradable. Hagan ustedes memoria, les aseguro que las cosas que mejor aprendieron o más fácilmente recuerdan de su infancia son en su mayoría, las que conocieron a través del juego y del amor. Por eso, queda prohibida la violencia. Como dice Isaac Assimov:

“La violencia es el último recurso del incompetente...”

Tengan presente que no solo me refiero a la violencia física, sino a la emocional, psicológica y económica.

Deben ser muy cuidadosos al comunicarse con los hijos ya que el chantaje o la manipulación son las más claras muestras de violencia no física que puede ejercer un padre o jefe de familia sobre un hijo. Por ejemplo: “si no me das un beso ya no te voy a querer”, “Si no sacas buenas calificaciones me voy a enfermar”, “Tanto que me cuesta la escuela y tu ropa para que no la cuides”

Estas frases marcan negativamente al individuo.

Ni un solo golpe, no hay justificación para golpear un niño. La mejor manera de establecer acuerdos y reglas es a través del diálogo, dependiendo de la edad del niño se usará determinado lenguaje pero siempre se dialoga, no se golpea.

No olviden que la violencia en cualquiera de sus formas solo genera miedo o enojo, nunca respeto.

El segundo punto importante en la educación del niño es: El sistema de Castigo-Recompensa.

Pienso que no debemos hablar nunca de CASTIGO Y RECOMPENSA, ya que la instrucción pierde valor en sí misma y el niño o adolescente solo pondrá atención a estos y no al valor de la regla en sí misma, que tiende a lograr una vida armónica del propio niño y del este con el grupo, ya sea la familia, la escuela o el trabajo.

Es frecuente escuchar a los padres decir a sus hijos: “Si haces esto compraremos tal juguete” o “si sacas buenas calificaciones iremos de vacaciones”. Absurdo, ya que el niño o adolescente debe comprender cuál es su responsabilidad, cuáles son sus deberes como miembro integrante de un núcleo familiar y no actuar desde el interés mezquino de hacer las cosas por la recompensa o el premio que obtendrá si hace o no tal cosa.

No transformemos a nuestros hijos en animalitos de circo que actúan impulsados por el interés de obtener, enseñémosles a actuar desde el interés de dar, de hacer por el bien propio y el bien común.

Por ejemplo, si educan a sus hijos bajo el sistema de castigo-recompensa, es muy factible que al crecer y llegada la hora de manejar un vehículo, no comprenda que no debe cruzar la calle cuando la luz esta roja por respeto a los otros o por convicción propia de que la norma así lo establece, sino por el hecho de saber que pueden infraccionarlo, y así queda plenamente demostrado que el valor no está en la norma sino en el miedo de ser castigado.

Sus hijos son mucho más inteligentes de lo que creen y estarán preparados para el mundo si les ofrecemos un mundo más justo, más lleno de responsabilidad. Enseñémosles a cargar paquetes desde pequeños.


A cambio de este sistema obsoleto y caracterizado por la domesticación, les propongo que pongamos en marcha el sistema de consecuencias, en el cual los niños comprenden el valor de hacerse responsables de su conducta, de las decisiones que toman.

En este no existen castigos impuestos por mamá o papá, ya que habiendo establecido reglas claras entre ambas partes, el niño comprende que se hará responsable de sus acciones asumiendo consecuencias, por ejemplo:

Que si hace su tarea la consecuencia es obtener determinada calificación y que si no la hace obtendrá otra, pero su responsabilidad como hijo y estudiante principalmente es aprender y con ello aprobar las materias para continuar recibiendo el beneficio de estar inscrito en esa escuela.

Comprende que si lastima a alguien jugando o sin intención, ofrecer una disculpa podría ser suficiente, pero si lo hace con intención la disculpa no basta, habrá de resarcir el daño.

Responsabilidad no significa Culpabilidad; responsabilidad es la capacidad de cada individuo de responder hábilmente a las consecuencias de sus acciones.

Seguro estoy que si tomamos en cuenta estos elementos, tendremos mejores herramientas a la hora de educar a nuestros hijos, que no estamos dejando esta importante responsabilidad a la escuela o a la calle, es tiempo de educar con límites y amor, es tiempo de poner en marcha LA DISCIPLINA INTELIGENTE.

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