viernes, 29 de junio de 2012

LA FELICIDAD 2


De esta primera premisa se desprende la segunda.

¿Cuántas veces en el día te sientes feliz? 

Seguramente podrás responder que varias, con lo que se comprueba que la felicidad no es desconocida para nosotros. Lo interesante es ver que es lo que ha causado esta felicidad, por que no se trata de estar feliz, sino de ser feliz.

Podemos estar felices porqué llegó una persona que esperamos, porqué nos obsequiaron algo o porqué el cielo esta soleado, sin embargo la intención real es ser felices con las cosas como son, aunque no sucedan como esperamos, pero especialmente con nosotros mismos.

Al observarnos y aceptarnos tal como somos, podremos observar y aceptar a las personas y las cosas tal cual son, convertirnos en verdaderos observadores y con ello apreciar la verdadera esencia, esto es aceptación.

Si aceptamos, conocemos porque no juzgamos y con ello permitimos que lo que nos rodea o las personas que están cerca, se muestren como son.

Generalmente etiquetamos entre bueno y malo (o entre cualquiera de los extremos que la mente dual nos impone como negro-blanco, bello-feo, limpio-sucio, pecado-santo) sin analizar que las personas y las cosas simplemente son, independientemente si me gustan o no y que no requieren de mi aprobación. Esta costumbre de juzgar o prejuzgar a las personas y las situaciones o eventos; viene de ideas preestablecidas o expectativas y deseos frecuentemente impuestos.

Por ejemplo, si observamos a una persona con un auto lujoso y vestida de manera muy elegante de acuerdo a los patrones sociales occidentales, casi todos pensaremos que es una persona rica y con ello que es feliz. Por el contrario, si vemos un hombre con pelo largo y con un atuendo como el que suelen vestir los personajes de pandillas en la películas, pensaremos que nos va a asaltar.

Cada persona desarrolla a través de la repetición, hábitos mentales que pueden ser positivos o negativos y por supuesto no tiene mucho que ver con si son buenos o malos, sino con el resultado que producen en mi persona o en mi entorno. Esto, como aprender a caminar, también es aprendido.

Sobre esta base, la felicidad existe pero no fuera sino dentro de nosotros, y debemos ejercitarla habitualmente para que no la olvidemos o perdamos. No regalemos nuestra felicidad a los factores externos, habituemos a nuestra mente a ver las cosas tal cual son, sin exagerar características negativas ni positivas y esa ecuanimidad no ayudará a ser felices.

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