miércoles, 8 de febrero de 2017

EL MIEDO

¿Qué es el miedo? ¿Dónde habita? ¿Por qué aparece? ¿Cómo actúa en nuestro cuerpo y en nuestra mente?
Son muchas las interrogantes que surgen alrededor de esta emoción.
El miedo es una respuesta natural y necesaria de nuestro cuerpo, nuestra mente y podemos decir que hasta de nuestra alma, ante una situación o sensación de peligro.
El origen del miedo puede deberse a algo que sucedió, esta sucediendo o podría suceder y esa emoción resulta difícil de controlar, pudiendo provocar una reacción violenta, que nos paralicemos o un ataque de pánico o de ansiedad.  
Ahora bien, el miedo puede ser real o derivado de nuestra imaginación; cuando es real, contra toda creencia es una emoción muy útil y benéfica para quien la experimenta, ya que es un mecanismo natural del ser humano que le pone a salvo de situaciones o eventos peligrosos o que lo pondrían en riesgo; pero ante miedos reales, también puede volverse (en casos extremos) irracional esa emoción, como cuando nuestra mente genera ideas sobre cosas que no han sucedido o que no son factibles de que sucedan, y se sale de control; y por último, queda el miedo o temor que tiene su origen en algo irreal o que no existe.
El miedo como las demás emociones, actúa en todo nuestro cuerpo a través de reacciones químico-biológicas que activan partes del cuerpo para poder actuar de determinada forma. De las muchas hormonas que produce el cuerpo humano, la adrenalina es la que se identifica de manera prioritaria con el miedo. Aún estando dormido, el cerebro está alerta a situaciones que podrían representar un riesgo, y que en caso necesario producirá cambios físicos inmediatos que permitirán a quien esté ante una situación de riego el enfrentamiento, la parálisis o la huida.
Las principales reacciones de nuestro organismo son: el incremento en el latido cardíaco y por ende del bombeo de sangre para poder llevar adrenalina a las células, se dilatan las pupilas para poder ver mejor,  sudamos más, la sangre se incrementa en los músculos de las piernas para poder correr y el cerebro desactiva de manera parcial los lóbulos frontales, a fin de mantener la atención en la amenaza.
Como mencionamos anteriormente, el miedo puede ser real o imaginario o neurótico, el cual no guarda una relación con el peligro o situación real, y esto sucede cuando la mente de la persona se enfocara de manera desmedida, como si se obsesionara con alguna situación o evento y termina por imaginar el peor de los escenarios posibles, aún cuando no fuera probable que sucediera o que no fuera posible que fuese tan grave como se cree.
Es pues el miedo indispensable en nuestra vida, es un mecanismo de defensa maravilloso que nos permite la supervivencia, sin embargo, lo primero que debemos hacer es aceptarlo ante el peligro y todo aquello que se vuelva un pensamiento recurrente u obsesivo, regularlo o mejor dicho expulsarlo, para lo cual, existen formas y terapias que sirven para ese miedo que puede volverse descontrolado, debiendo iniciar por reconocer que lo despierta, en que momentos o escenarios aparece, reconociendo que tiene que ver más con una situación anterior que con el momento presente, el cual solo lo está reviviendo.
Ante el miedo, recuerda una frase maravillosa que dice: Nunca es más oscura la noche que cuando va a amanecer.
Horacio Guzmán 






1 comentario:

  1. Creo que debemos aprender a reconocer nuestros miedos y saber que, en muchos casos, el miedo puede ayudarnos a resolver problemas y salir adelante de situaciones complicadas.

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