El enojo es una de las emociones más primitivas del ser humano, surge como el fuego y altera todo nuestro ser.
Seguramente todos hemos sentido enojo más una vez, lo interesante es ver por que surge, es decir, que lo genera.

Por ejemplo, cuando alguien nos dice una palabra que consideramos o entendemos como grosería, el enojo aparece y nos invita a reaccionar respondiendo con otra mala palabra, sin embargo, si analizamos con detenimiento esa palabra con la que la otra persona pretende describirnos o asociarnos, veremos que no somos eso. La palabra imbécil por ejemplo, viene del latín y se utilizaba de manera puramente descriptiva, "Im" sin y "Becillis" bastón, para referir a las personas que por su edad avanzada no podían caminar o sostenerse por si solas y que requerían del bastón para sostenerse o andar. Esto sucede con la mayoría de las palabras que conocemos como groserías.
Por otro lado, resultaría difícil saber o conocer el origen etimológico de cada palabra, sin embargo, sí es posible no identificarnos con ellas, en especial si lo que notamos es que la otra persona pretende lastimarnos y eso solo podrá hacerlo si nosotros le damos esa oportunidad.

Quizás más de uno de ustedes al leer dirá: Pero eso es muy sencillo, ¿Qué hacer con cosas más complejas o difíciles? Si empiezas por las cosas sencillas, las demás ser harán también. No trates de cambiar a los demás, empieza por cambiar tu mismo, ese es un gran principio.
Mañana seguiremos hablando del enojo.